Nuestros Océanos/ Por: Heliana Medina
La sostenibilidad es una idea que surgió como respuesta a los crecientes problemas sociales y ambientales del planeta. Con la globalización, la brecha de desigualdad entre los países ricos y los pobres es cada vez más grande y las proyecciones sobre el crecimiento de la población son alarmantes.
¿Cómo se alimentarán nueve mil millones personas en 2050? ¿Cómo será posible que todo el mundo tenga acceso al agua, atención sanitaria, educación? ¿Cómo podemos será protegida la biodiversidad y serán adoptadas medidas concretas contra el cambio climático? ¿Cómo podrá el desarrollo industrial llevar progresos para todo el mundo?
La solución propuesta era un nuevo tipo de desarrollo, o más bien una variación del modelo tradicional, a la que se le llamó simplemente “Desarrollo Sostenible”. El término se definió de forma oficial en 1987 en los preparativos de la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro. Allí se acuerda que no es más que aquel que satisface las necesidades actuales de las personas sin comprometer las futuras generaciones para satisfacer las suyas; Significa que el crecimiento debe lograrse con el respeto por la naturaleza y los seres humanos.
La urgencia de tomar medidas serias dio paso en el año 2000 a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, un gran acuerdo para hacer frente a la pobreza extrema y el hambre, prevenir las enfermedades mortales y ampliar la enseñanza primaria a todos los niños, entre otras prioridades del desarrollo. Por primera vez el mundo se unió en un esfuerzo cuyo eje central era erradicar la pobreza.
Los Objetivos del Milenio provocaron grandes avances en el desarrollo de los países, pero evidenciaron grandes desafíos, entre ellos la sostenibilidad de ese desarrollo. Con eso en mente, en 2015, los países coincidieron en la necesidad de una nueva forma de desarrollo, una que procurará el crecimiento económico, acompañado de equidad y beneficio para todos y que, además, respeta y cuida el planeta que provee los recursos para el desarrollo. Así adoptaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y, con ella, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), un conjunto de objetivos y metas mundiales relacionados con los desafíos ambientales, sociales y económicos con que se enfrenta el mundo. Una agenda indivisible, universal e inclusiva, cuyo lema es: que nadie se quede atrás.
La República Dominicana ha logrado avances significativos en relación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030. En febrero de 2016, el mandatario Danilo Medina emitió un decreto presidencial para activar una Comisión Interinstitucional de Alto Nivel para el Desarrollo Sostenible, con el mandato de supervisar e implementar la Agenda 2030. El objetivo de la Comisión es integrar los ODS en todos los instrumentos gubernamentales de planificación, y en especial en la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030.
El decreto presidencial, número 23-16, establece que la comisión tendrá validez hasta el 16 de agosto del presente año y que en lo adelante se denominará Comisión para el Desarrollo Sostenible, bajo la coordinación del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, (MEPyD).
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es visionaria, integral, ambiciosa y cónsona con los desafíos que enfrenta el desarrollo humano en la coyuntura actual y con las expectativas de los pueblos, principalmente en cientos de millones de personas que viven en condiciones más vulnerables, amenazados y en riesgo en todo el mundo.
En julio de 2018, la República Dominicana en representación del ministro Isidoro Santana, presentó por primera vez al mundo su Informe Nacional Voluntario de cara al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ante el Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
Santana reafirmó el compromiso del estado dominicano con la Agenda 2030 y planteó un proceso de priorización nacional, con apoyo del Sistema de Naciones Unidas, para “aceleradores” del desarrollo sostenible: pobreza multidimensional, competitividad y empleo, producción y consumo sostenible, resiliencia ante el cambio climático, e institucionalidad sólida e incluyente.
También, brindó una línea de base para cada temática de la Agenda, notando que los ODS deben abordarse en forma integrada para superar las brechas persistentes económicas, sociales, ambientales, institucionales y de políticas.
Y resaltó los esfuerzos en curso y buenas prácticas para la consecución de los objetivos: se plantean mecanismos para incluir el tema de discapacidad de lleno en la agenda pública para no dejar a nadie atrás.
Como país hemos ido avanzando en la disminución de la pobreza a nivel nacional. Sin embargo, persisten territorios y personas afectadas. Asimismo, es necesario trabajar para que quienes salieron de la pobreza no recaigan en ella. Por eso lograr bajos niveles de Pobreza Multidimensional es una prioridad nacional. Esto se logrará con intervenciones como acceso a salud y educación de calidad, disminuir las uniones tempranas y embarazos en adolescentes, identificación de las personas o grupos sociales vulnerables, así como los desafíos para la acumulación de activos.
Un elemento principal para combatir la pobreza y generar bienestar es promover una economía competitiva y generadora de empleo, pues el empleo es la principal vía de generación de patrimonio y activos para las personas. Por eso se ha priorizando la Competitividad y el Empleo Decente para toda la población. Para esto se propone mejorar los encadenamientos productivos de las MIPYME y pequeños productores, formalización y aumento del empleo de calidad, así como la innovación en negocios sostenibles.
El Desarrollo Sostenible equivale a producir y consumir de manera sostenible y responsable. Se ha asumido el compromiso de promover un cambio en la cultura de producción y consumo de nuestra población. Que las empresas comprendan que la sostenibilidad es rentabilidad, ahorro de costos, satisfacción de sus clientes y lealtad de su personal, es decir: es cuestión de negocios. Pero más importante es que toda nuestra población cambie su comportamiento y formas de consumo. Para esto se promueve la gestión sostenible de los recursos naturales, promover conocimiento y actitudes sostenibles en la población, mejorar la disposición de desechos y actualizar y hacer cumplir el marco regulatorio existente.
República Dominicana es parte de una isla que se encuentra en la ruta de los huracanes, lo que la hace vulnerable ante este y otro tipo de fenómenos acelerados por el cambio climático. Éstos afectan la infraestructura productiva nacional y la situación socioeconómica de las personas, sobre todo la de aquellas que viven en pobreza extrema, agudizando sus precariedades.. Por eso es muy importante generar condiciones para tener una población resiliente ante el cambio climático. Es importante mejorar el marco legal existente, mejorar la gestión del agua, ordenar mejor el territorio, asegurar el manejo sostenible de los recursos naturales, así como un sistema integral de gestión de riesgos.
Pero nada de esto será posible si el Estado no cuenta con instituciones fortalecidas, sólidas, transparentes que garanticen la justicia y derechos para todos. Esto requiere una gestión efectiva de los recursos públicos, la promoción de la transparencia y la rendición de cuentas, la implementación de la gestión por resultados a todos los niveles, un mayor empuje a las iniciativas de modernización de la administración pública y la aplicación de la agenda de desarrollo a nivel local.
Es por ello que se hace indispensable una alianza entre todos los dominicanos y dominicanas, hombres y mujeres; niños, jóvenes y adultos; empresarios, trabajadores, servidores públicos; todos unidos en la construcción de una República Dominicana sostenible para todos y todas sembrando en el presente el futuro de las próximas generaciones de dominicanos.
El Desarrollo Sostenible necesita del esfuerzo y conciencia de todos y todas para lograr un mundo más inclusivo sin dejar a nadie atrás.