Reciclar sí tiene valor. Es uno de los actos más amigables con el clima que las personas pueden realizar y reduce la extracción de materiales vírgenes. “Cada vez que se usan recursos renovables o recursos secundarios, se emite menos carbono que si se usan recursos primarios”
A pesar de la generación de carbono involucrado en la recolección, el transporte y el procesamiento, el aluminio reciclado, por ejemplo, requiere aproximadamente un 95 por ciento menos de energía para su forja que su alternativa virgen, además de que no se tiene que deforestar para obtener el aluminio.
El reciclaje de desechos por sí solo ahorra mucho más en emisiones. Si 1 millón de toneladas métricas de desechos se depositan en vertederos, las emisiones directas equivalen a unas 274 000 toneladas de CO2 equivalente.
No enviar elementos para su eliminación evita la creación de esas emisiones.
Sin embargo, para que el reciclaje realmente tenga un impacto, debe ser más efectivo. Entre los problemas que enfrentamos localmente están la falta de educación y de estandarización: los programas de reciclaje difieren enormemente, y las personas a menudo están tan entusiasmadas con el reciclaje que tiran los artículos a la basura sin verificar que, de hecho, pueden reciclarse. Pero el reciclaje finalmente juega un papel en la reducción de emisiones, y en los últimos años la industria también se ha apoyado en sus claros beneficios climáticos.