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Problemas ambientales más baratos y prioritarios que el muro fronterizo

En República Dominicana operan alrededor de 358 botaderos a cielo abierto, un problema que tiene implicaciones mayores sobre la calidad de nuestros cuerpos de agua, el lixiviado y sus filtraciones sobre el manto freático, el impacto de los residuos sobre la biodiversidad y la salud humana, pero para el gobierno estas problemáticas no son prioridad.

Durante el 2020, la ciudad de Santo Domingo vivió un azote por la humareda proveniente de el desastre ambiental conocido como el vertedero de Duquesa. Este lugar, originalmente concebido como un relleno sanitario, es el ejemplo perfecto de la falta de políticas públicas que regularicen y rijan una disposición correcta de los residuos, y que mucho es capaz de hacer la administración del mismo, dada la falta de presupuesto para la cantidad de carga que se recibe.

En promedio, en Duquesa se reciben cuatro mil toneladas de residuos mixtos diariamente, que dado a que no se separan, ni se clasifican los restos de comida y otros residuos orgánicos, de los residuos que no se descomponen, forman capas de basura parecidas a bolsillos ideales para la generación de gases, estos depósitos de gases, que pueden ser inflamables, en conjunto con actos vandálicos provocados, están entre las causas principales de incendios que se vienen detonando desde el 2016.

Las enormes cantidades de gases de efecto invernadero como el metano que surgen como parte de la descomposición de los restos de comida, y que lamentablemente a pesar de propuestas sólidas para su aprovechamiento con fines energéticos, que han sido ignoradas, se escapan a la atmósfera, contribuyendo a la cada vez mayor tasa de aceleración del cambio climático.

El costo según el Banco Interamericano de desarrollo de resolver la problemática de Duquesa, ronda 4 millones de dólares, o un total de RD$226 565 600.00, es decir, doscientos veintiséis millones de pesos dominicanos.

Según el especialista Juan Toribio Lied, de la iniciativa para el compostaje Tierra Urbana, de un 40% a un 50% de todos los residuos que se envían a los botaderos, son residuos orgánicos, los cuales podrían compostarse y ayudar a minimizar la importación y utilización de fertilizantes artificiales.

Además, resalta que el compostaje, como práctica, al recuperar los restos de los alimentos, reduce drásticamente los desperdicios de comida al hacer énfasis en los impactos que estos pueden tener cuando no se disponen de manera apropiada, contribuyendo a la seguridad alimentaria.

Por esto nos sorprende, que a pesar de problemas tan estructurales que afronta la sociedad dominicana como es el manejo de los residuos que generamos, ignorando todos los demás puntos neurálgicos como la enorme tasa de embarazos adolescentes, la insalubridad, la desigualdad y el hacinamiento de miles de dominicanos y dominicanas, se decidan alojar 1 750 millones de pesos dominicanos para un muro fronterizo. En una zona donde la mayoría de sus habitantes ni siquiera cuenta con un sistema de alcantarillado regular.

Sin hablar de que este muro va a impactar el ecosistema de miles de especies, y que va a irrumpir en el equilibrio ecológico de varias áreas protegidas importantes como el Parque Nacional Sierra de Bahoruco.

Si a eso le restamos el monto de subsanar el problema de Duquesa, nos quedan 1 524 millones de pesos.

Si el afán es gastar esa exorbitante cantidad de dinero, y como demuestran proyectos comunitarios para minimizar la cantidad de residuos exitosos como lo son el Eco Vivero La Sangría, en Las Galeras, Samaná y La Comunidad Modelo de las Placetas, en San José de las Matas, Santiago se pueden hacer enormes avances para educar y reducir el impacto ambiental de la contaminación con poco dinero.

Con un presupuesto tan reducido como 2.5 millones de pesos en el caso del Eco Vivero, se han creado iniciativas de economía circular, que generan ingresos mientras eliminan de raíz la generación de ciertos tipos de residuos, nos queda dinero para llevar 610 de estos proyectos comunitarios a nivel nacional.

Entonces… ¿No hay dinero para pagar el personal necesario para proteger las áreas protegidas con el criterio que se requiere, pero para un muro fronterizo exorbitantemente costoso sí?

El dinero para erradicar la disposición contaminante de los residuos y muchos otros problemas ambientales en la República Dominicana está en las manos del gobierno, lo que no están son las prioridades claras de que medidas contribuyen a mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.

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