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La solución no es el yeso #coronavirus

Por: Ariel Contreras @arieldemar

 Hoy toca hacerse la pregunta ¿Le estamos dando un respiro al planeta? Creo que hay tres respuestas: sí, no, es muy pronto para saber. Lo importante aquí es que entendamos las implicaciones ambientales de esta pandemia y que no la idealicemos.

Metámonos nuevamente en nuestro papel de Cousteau y vamos para el agua. A principios de marzo se hizo viral esta foto del Earth Observatory de la NASA, donde muestran cómo en China los niveles de contaminación le hacen caso al clásico coro de Daddy Yankee: dale hasta abajo (no se hagan…).

Imagínense que ustedes tienen un vecino bulloso que diariamente toca batería a todo volumen y aunque les moleste, ustedes no dicen nada. Un día, inesperadamente, no oyen el escándalo a la hora usual. Se preocupan, se preguntan qué cosa rara estará pasando. Al otro día ven al vecino con un yeso en la mano; todo tiene sentido. Una parte de ustedes se alegra porque ya no habrá bulla, pero mientras ustedes disfrutan, el vecino sigue oyendo música y practicando en su cabeza.Pasan varias semanas hasta que, un domingo en la mañana, ustedes brincan del susto porque a las 8:00 empieza algo que se asemeja a un tiroteo de Rambo tukutukutukutukutukupissshh. Pero no es Rambo, no, es el vecino (ya sin yeso) tocando batería. Ahora pasan dos cosas: el vecino volverá a su rutina bullosa y ustedes se despiden del cocote que se hicieron con que habrá paz (dígase, se les rompe la esperanza).Esto mismo está pasando a nivel mundial. El vecino es el transporte y las industrias, y el coronavirus y la cuarentena el yeso que, momentáneamente, evita que el vecino toque. Al igual que el vecino, cuando todo vuelva a la normalidad, retomaremos las mismas prácticas y hábitos si no trabajamos para hacer cambios estructurales que mejoren como producimos, como nos movemos y como manejamos los recursos de manera más sostenible.

Esa conversación incómoda que no han tenido con el vecino es la conversación incómoda que tenemos que plantearnos ahora como sociedad para evitar caer en lo mismo. Y que quede claro, hablo de una conversación a nivel de políticas públicas y empresariales, de organismos internacionales y de acuerdos.

Entonces sí, ahora mismo los niveles de contaminación del aire se han reducido en muchos países, pero tan pronto se retome la actividad económica, volverán a subir, como ya está pasando en China. Por otro lado, los niveles de emisiones mayormente se miden por mes y por año. Si luego de la cuarentena las empresas hacen un esfuerzo de compensar lo que no ganaron y producen de manera más agresiva, eso pudiera traducirse en más contaminación, pero toca esperar a que pase este período y que salgan nuevos datos. Entonces, no, la solución no es el yeso y los temas ambientales rara vez tienen soluciones tan simples. Si así fuera, hace tiempo la ONU hubiese declarado un paro de un mes al año para dejar que la naturaleza explote de vida y se recupere a la velocidad de la luz.

Ahora vamos a aterrizar en República Dominicana.

Mientras unos postean sobre cómo ahora la isla se transforma rápidamente en un Edén 2.0, en diversos grupos ambientalistas hemos recibido los siguientes reportes:

  1. Deforestación en Monción (en cuarentena)
  2. Deforestación en la reserva forestal Loma Novillero (en cuarentena)
  3. Y en lo personal, me llegó otro reporte de que en la costa norte mataron a una especie marina en veda permanente (y… adivinaron, en cuarentena). De esto me pidieron no dar detalles, ya que hay una investigación en curso.

Hay que considerar que, debido a la cuarentena, las ONGs y los ambientalistas que trabajan en la defensoría de nuestros recursos no pueden hacer su trabajo. Esto puede significar una falta de documentación de otros crímenes ambientales que pudieran estar sucediendo. Dígase, estos tres casos que menciono pueden no ser los únicos. Y en zonas como los parques nacionales Sierra de Bahoruco y Valle Nuevo, que son remotas y de difícil acceso, es muy probable que la agricultura ilegal siga como si nada ya que, si quienes hacen la mano de obra no trabajan, no comen. Esa matemática es sencilla.

Y por último.Si luego de leer estos newsletters entienden que aún no hay suficientes razones para que dejemos de ver al coronavirus como el salvador divino del planeta, aquí les dejo un par más.

  1. Un tigre dio positivo al coronavirus. Aunque está en un zoológico, esto es preocupante ya que si el virus llegara a alcanzar a poblaciones salvajes (aunque sería difícil por la naturaleza solitaria de los tigres), esto pudiera poner una presión aún mayor sobre este felino en peligro crítico de extinción.
  2. Los científicos están preocupados por los chimpancés, orangutanes y otros primos de nosotros, ya que también pudieran contraer el virus. Hay antecedentes de estas especies contrayendo enfermedades de humanos que para nosotros son un cachú, mientras que a ellos les pueden provocar la muerte.
  3. Además, en varios países africanos, la clausura de los parques nacionales pone en riesgo los empleos de los guardaparques y de las unidades anti-caza furtiva y esto puede traducirse en mayor peligro para la vida silvestre. Años de trabajo exitoso de conservación pueden ahora hacer como María y dar un pasito pa’ atrás.

Entonces ¿Realmente podemos afirmar que le estamos dando un respiro al planeta? ¿Sería responsable y productivo ver esto como la solución a las problemáticas ambientales? A mí no me parece y haciendo este tipo afirmaciones se promueve una falsa creencia de que todo está bien.

Sinceramente creo que celebrar esta tragedia como una victoria para el planeta no solo es una ilusión infundada, es también un voto en contra del potencial humano para solucionar problemas a largo plazo.  

También lo veo como una manera de evitar responsabilidades y así, mis amigos, no se avanza. Este momento debe servir como un llamado para finalmente replantearnos nuestra relación con la naturaleza, no por un virus que nos tuerza el brazo, sino por una cuestión de supervivencia, de ética, de empatía y de nuestra trascendencia como especie.

Foto de portada: Freepik

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