Por: Rebecca García Camps
La importancia de las áreas marinas protegidas para la gastronomía sostenible. ¿Cómo podemos lograr la gastronomía sostenible? La respuesta es simple, respetando las áreas marinas protegidas o AMP, los periodos de veda y el tamaño de captura de las especies.
Las áreas marinas protegidas (AMP) están designadas por una razón, la protección de la flora y fauna. Estas áreas están divididas mayormente por secciones, imagínense que estuvieran viendo una diana para tiros (Figura 1).
El centro es el punto mas valorado y en el parque está es la zona de mayor restricción que sirve como un banco para la reproducción de diversas especies (categoría 1). Estas son áreas de protección estricta y incluye santuarios de mamíferos marinos como el Banco de La Plata y La Navidad. Están regularmente ubicados en un arrecife y por lo general solamente se utilizan para la investigación científica de poco impacto.
El siguiente punto permite la entrada para el buceo u otro deporte recreativo sin permitir la pesca (categoría 2). Estos son los parques nacionales como el Parque Nacional Submarino la Caleta donde los yoleros utilizan sus embarcaciones para llevar los buzos a diferentes puntos de buceo.
El tercer punto si permite la pesca, pero esta es regularizada para que se permita la captura de las especies que no estén en veda y que tengan el tamaño aceptado (categoría 3).
Si en la República Dominicana se respetaría la ley y las diferentes delimitaciones que hay, entonces pudiéramos tener más peces en el mar que cumplan su rol en el ecosistema pero que también ayuden a la economía dominicana en el buceo y la pesca. Delimitaciones que funcionan para tener un lugar seguro donde las diferentes especies se puedan reproducir y que al crecer la población se puedan expandir a las diferentes zonas, finalmente llegando al área donde se permite la pesca. El problema es que no cumplimos la ley y por esto tenemos la tendencia de caer en lo que se llama la tragedia de los comunes. Si te preguntas que es, aquí te explico. Es un dicho que expresa el comportamiento de los individuos de una población que termina afectando toda la comunidad.
Vamos a dar un ejemplo de una persona llamada Juana. Juana vive en Monte Cristi y siempre va de pesca fuera del área del parque como se debe, pero un día de regreso a su casa ella nota que el Parque Nacional Submarino Monte Cristi esta lleno de peces muy grandes. Ella decide que en la noche se va a ir a pescar solo una vez para atrapar uno de esos peces. Juana va y atrapa un mero grandísimo mas grande de los que suele coger fuera del parque. Pasan los meses y ella cumple con su promesa de que no va a pescar más en el parque, pero Juana que siempre consigue meros en las afueras, cada vez que va, consigue mucho menos hasta cuando ya no hay más. Ella asustada porque ya no tiene de que vivir se pregunta, ¿qué pudo haber pasado con los peces mero? La respuesta es que igual que Juana, había miles de ciudadanos que entraron al parque ilegalmente a pescar. El banco de peces mero que se reproducían y luego salían del área de no pesca caduco, porque las personas no respetaron; no entendieron que la ley era para proteger a la comunidad pesquera, para que siempre tuvieran de que comer.
Igual que con la historia de Juana y la pesca ilegal, vemos diario como los dominicanos rompemos la ley. Nos decimos, ¿qué si el gobierno no hace nada, porque nosotros tenemos que hacer algo al respecto? Que si compramos una langosta cuando esta en veda no pasa nada porque es solamente un día, pero igual que tu hay miles que la compran y así es que se cae el frágil ecosistema que tenemos.
No seamos Juana, seamos personas que respeten la ley para poder tener especies que son vital para la economía dominicana y la función del ecosistema marino. Seamos personas que busquen la gastronomía sostenible.